Olot apuntó ayer un nombre más en su larga historia de crímenes: Pere Puig Puntí. “Algún día mataré a Tubert”, había advertido, pero nadie le hizo caso. Este albañil de 57 años cogió ayer su escopeta y consumó su amenaza. Como si de un jabalí se tratase, Puig entró en el bar La Canya donde Joan y Ángel Tubert, padre e hijo y propietarios de la empresa en la que trabajaba Puig, solían desayunar. Sin mediar palabra, les disparó a bocajarro y se marchó en busca de sus otras dos víctimas: Rafael T y Anna P, trabajadores de la CAM , a quienes también asesinó a tiros. Al salir, fue detenido en la misma calle donde meses antes fue arrestado el celador Joan Villa, un enfermero que asesinó a once ancianos de su residencia envenenándolos con lejía.
El Ayuntamiento de Olot ha decretado tres días de luto oficial tras la terrible matanza que ha consternado una vez más a la localidad catalana. Según fuentes de la investigación, el presunto autor del múltiple crimen acababa de ser despedido de la constructora de sus primeras víctimas. Además, en la misma sucursal en la que remató el crimen, intentó cobrar un talón con lo que le debían sin conseguirlo.
Fue una situación económica agonizante la que, supuestamente, ha desencadenado la locura. Aunque sus vecinos han afirmado que era una persona un tanto “extraña”, que pese a su avanzada edad vivía con su padre y tenía unas costumbres tan atípicas como pasearse por el pueblo disfrazado de sheriff, con unas pistolas de plástico y un sombrero; o salir a la montaña en plena noche, con una bandolera. Pero no era violento. O eso creían.
Fue una situación económica agonizante la que, supuestamente, ha desencadenado la locura. Aunque sus vecinos han afirmado que era una persona un tanto “extraña”, que pese a su avanzada edad vivía con su padre y tenía unas costumbres tan atípicas como pasearse por el pueblo disfrazado de sheriff, con unas pistolas de plástico y un sombrero; o salir a la montaña en plena noche, con una bandolera. Pero no era violento. O eso creían.
Todo indica que el móvil del crimen es económico, ya que al parecer Pere P.P., sin antecedentes, atravesaba una mala situación financiera, puesto que le acababan de despedir de la empresa constructora, donde además llevaban un tiempo sin pagarle. Fuentes sindicales han explicado que la empresa le debía el sueldo de cinco meses y que le habrían extendido un talón con este importe que Pere P.P. intentó cobrar en la sucursal, pero no pudo al no tener fondos, lo que pudo desatar toda su "locura".
Además, han señalado que no era la primera vez que el presunto agresor tenía problemas con la compañía por temas de dinero. La empresa, cuyos dueños eran muy conocidos en Olot, sí que atravesaba algunas dificultades fruto de la crisis del ladrillo, al no cobrar algunas obras. Otras fuentes han asegurado que los problemas económicos del detenido llegaban al extremo de tener que afrontar el embargo de un inmueble, supuestamente el que compartía con su padre.
Se quedó "satisfecho"
La Policía Local de Olot ha sido quien ha detenido al presunto asesino justo cuando salía, escopeta en mano, de la sucursal bancaria, a quienes les ha dicho que ya estaba "satisfecho" y a quienes habría confesado los hechos, sin en ningún momento oponer resistencia. Cuando los agentes estaban descargando el arma se ha disparado un tiro accidental que no ha causado ningún daño personal, aunque sí algún desperfecto en una funeraria cercana. Un testigo del primer tiroteo ha explicado que justo antes se ha cruzado con Pere P.P. --le veía a menudo porque trabaja como albañil en una obra cercana-- y han comentado: "!Qué frío hace!", a lo que el presunto asesino ha respondido: "Sí, ya me lo haré pasar". Esta misma tarde, el detenido ha acompañado bajo fuertes medidas de seguridad a una comitiva de los Mossos d'Esquadra para reconstruir los hechos en los dos escenarios de los crímenes.
Pere P.P. es un hombre soltero y muy solitario que nunca abandonó la casa familiar, en Sant Esteve d'en Bas, en la Vall d'en Bas, en la que en los últimos años convivía solo con su padre, un anciano con problemas de salud, ya que su hermana vivía en otro pueblo y su madre había muerto hace años. Aficionado a la caza, el detenido, a quien apodaban 'el 3 P', poseía una escopeta de caza con la que se habría decidido a consumar el crimen múltiple. Según un testigo que le conoce desde pequeño, siempre ha sido una persona "rara", aunque no violenta. Entre sus rarezas, salir a pasear de noche disfrazado de 'sheriff' al salir del trabajo, con una pistola y estrella de mentira.
Pere P.P. es un hombre soltero y muy solitario que nunca abandonó la casa familiar, en Sant Esteve d'en Bas, en la Vall d'en Bas, en la que en los últimos años convivía solo con su padre, un anciano con problemas de salud, ya que su hermana vivía en otro pueblo y su madre había muerto hace años. Aficionado a la caza, el detenido, a quien apodaban 'el 3 P', poseía una escopeta de caza con la que se habría decidido a consumar el crimen múltiple. Según un testigo que le conoce desde pequeño, siempre ha sido una persona "rara", aunque no violenta. Entre sus rarezas, salir a pasear de noche disfrazado de 'sheriff' al salir del trabajo, con una pistola y estrella de mentira.
Luto oficial
Tras conocer la noticia, el Ayuntamiento de Olot ha decretado tres días de luto oficial los días 15, 16 y 17 de diciembre, cuando las banderas ondearán a media asta, y ha suspendido todos los actos oficiales. Además, ha convocado dos minutos de silencio para este jueves a las 12 del mediodía, para que los vecinos expresen su sentimiento de rechazo y de recuerdo a las víctimas en la calle o frente al Ayuntamiento. El alcalde, Lluís Sacrest, ha considerado el suceso un hecho "brutal, inesperado e inevitable" que ha sacudido al municipio ya que las víctimas eran "muy conocidas". "Ahora nos queda un gran interrogante, saber el porqué. Espero que se aclare durante la investigación, aunque ahora nos importa más el qué que el porqué", ha añadido.